Tomado de historias del Atlántico por el Reverendo Pedro María Revollo
Para remediar los grandes inconvenientes del mal puerto de Sabanilla, fomentar el progreso de Barranquilla con la llegada a la bahía de buques de vapor de alto bordo y mayor calado, promovieron y llevaron a cabo los señores Ramón Santodomingo Vila y Ramón Jimeno Collante la construcción de una vía férrea con el nombre de ferrocarril de Bolívar, que pusiera en comunicación a esta ciudad con el mar en un sitio escogido como mejor puerto.
Fue este el primer ferrocarril que se construyó en Colombia, no haciendo cuenta del ferrocarril de Panamá que ya no es Colombia y que nunca fue nacional. La ensenada escogida para término de dicho ferrocarril fue el puerto llamado de San Antonio por los antiguos, por estar al pie del cerro del mismo nombre y que también se llamó nueva Sabanilla.
Esta empresa ferrocarrilera se inauguró el primero de enero de 1871 gobernando la Republica como Presidente constitucional de ella el general Eustorgio Salgar, ciudadano de dotes ponderadas, amigo de la equidad y tolerante con el enemigo, por lo cual se llamó “el presidente caballero”.
Por las circunstancias cronológicas se le dio al puerto de Nueva Sabanilla el nombre de SALGAR, a esta nueva población trasladaron, como se ha dicho antes, la aduana y los pobladores de Sabanilla. La aduana duró aquí seis años solamente, porque en 1876 fue trasladad a Barranquilla.
Comenzaron a llegar entonces buques grandes de alta mar, que fondeaban bien lejos frente a la isla de Velillo, por donde comenzó a decirse Puerto Velillo. La carga era desembarcada a grandes bongos que eran llevados a remolques al muelle que se construyó en Salgar y los pasajeros de salida o entrada eran conducidos en remolcador del servicio. Los buques eran avistados por el vigía del Nisperal quien avisaba por telégrafo al resguardo de Salgar y de allí a las administraciones del ferrocarril y de la aduana. Desde 1885, después de la guerra, hasta 1893 fueron jefes del resguardo los señores Ernesto Varela y Pedro Antonio Revollo. Salgar creció pronto en número de habitantes; La administración del ferrocarril tenía una buena casa de mampostería y lo mismo el resguardo Nacional. Ambas han desaparecido.
Sufrido el fracaso de la prolongación del ferrocarril a Puerto Velillo, el señor Cisneros no se desanimó, se fue a Londres y formó allí una grande empresa, para emprender la obra de la prolongación del ferrocarril por la orilla del mar, rompiendo el cabo de Nisperal hasta la ensenada de Cupino, al pie del cerro mismo.
Este ferrocarril duró prestando notabilísimo servicio hasta el año 1936 en que ordenó su suspensión por haberse establecido la entrada de los barcos por Bocas de Cenizas hasta el Terminal fluvial de Barranquilla. En la época de 1894 en adelante Salgar siguió siendo lugar de recreo agradable donde se daban cita familias de Barranquilla que pasaban su temporada allí en agradable convivencia, hasta que ocurrió el desastre del 24 de octubre de 1917, aluvión que inutilizó muchas casas, incluyendo la de Dios.
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